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martes, 6 de julio de 2010

Maravilloso.

El miedo es como la familia que todo el mundo tiene una, pero aunque se parezca los miedos son tan personales y tan diferentes como pueden serlo todas las familias del mundo. Hay miedos tan simples como desnudarse ante un extraño, miedos con los que uno aprende a ir conviviendo. Hay miedos hechos de inseguridades, miedo a quedarnos atrás, miedo a no ser lo que soñamos, a no dar la talla, miedo a que no entiendan lo que queremos ser. Hay miedos que nos van dejando en la conciencia el miedo de ser culpables de lo que les pasa a los demás y también miedo a lo que no queremos sentir, a lo que no queremos mirar, a lo desconocido. Como el miedo a la muerte, a que alguien a quien queremos desaparezca. Y hoy he escuchado a un tal Ponsett en la tele, un señor encantador, que decía que la felicidad es la ausencia del miedo. Y entonces me he dado cuenta de que, últimamente, yo ya no tengo miedo.

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